Domingo de la alegría:
Restaurar, anunciar y esperar en Cristo
El tercer domingo de Adviento, conocido como domingo Gaudete, nos introduce en la alegría que brota de la cercanía del Niño Dios. Monseñor Carlos Arturo Quintero Gómez explica que esta alegría no es simple emoción pasajera, sino fruto de la certeza de que Emanuel, Dios con nosotros, viene a restaurar la creación y el corazón humano. El profeta Isaías anuncia un desierto que florece, manos débiles que se fortalecen y rodillas vacilantes que se afianzan: “se alegrará la estepa, germinará y florecerá”. Es la imagen de un pueblo que vuelve del exilio y comienza de nuevo.
En el Evangelio, Juan el Bautista envía a preguntar a Jesús si Él es el esperado. La respuesta del Señor son sus obras: los ciegos ven, los cojos andan, los muertos resucitan y los pobres son evangelizados. Estos signos muestran que el Reino ya está en medio de nosotros y que la verdadera grandeza, como recuerda Jesús, no depende del prestigio humano, sino de pertenecer al Reino de Dios y hacer su voluntad.
Monseñor invita a revisar si la tristeza, la crítica o la desconfianza han apagado la alegría, y anima a encender de nuevo la llama de la esperanza, viviendo la paciencia y la prudencia como virtudes de los santos y sabios. Ser profetas de esperanza hoy significa evangelizar con alegría, reconocer las cualidades del hermano y trabajar juntos por una sociedad más fraterna.
- Mons. Carlos Arturo Quintero Gómez